lunes, 21 de octubre de 2019

Recordando a la Beat generation

Recordando a la Beat generation | Periodistas en Español





Recordando a la Beat generation

Se cumplen 50 años de la muerte de Jack Kerouac
El 21 de octubre de 1969 fue un día triste para la literatura. A las cinco de la mañana moría en un hospital de la localidad de San Petersburgo, Florida, a los 47 años, el escritor Jack Kerouac, víctima de una cirrosis hepática provocada por los excesos del alcohol.
En cierto momento de la vida de una persona, la mirada de Jack Kerouac se vuelve vergonzosa. Fotografía de Fred DeWitt / Centro de Historia Regional del Condado de Orange
En cierto momento de la vida de una persona, la mirada de Jack Kerouac se vuelve vergonzosa. Fotografía de Fred DeWitt / Centro de Historia Regional del Condado de Orange
Con él desaparecía el máximo representante de la llamada Generación beat, un grupo de escritores y poetas que en los años cincuenta trataron de subvertir la literatura norteamericana desde nuevos presupuestos culturales y sociales.
Se apagaba la luz de una generación que había influido en el movimiento hippie y en la música popular de los años sesenta y su desaparición  coincidía con el fin de una época: ese mismo año los Beatles grababan “Abbey Road”, su último disco antes de la separación.

Para la literatura

Hijo del impresor Léo Kéroak, del que heredó su apellido (deformado), nacido en la localidad de Lowell, Massachusets, de un matrimonio americano-canadiense, Kerouac trabajó de joven en la marina mercante. Esta experiencia le sirvió para escribir su primer libro, “El mar es mi hermano”, que no se publicó hasta 2011, 42 años después de su muerte.
Accedió a casarse con Eddie Parker, su primera esposa (tuvo tres), a cambio de que su padre pagara una fianza para sacarlo de la cárcel por su implicación en un turbio asesinato, un caso sobre el que escribió la novela “Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques”, que tampoco vio publicada en vida.
Sí pudo ver editada en 1950 “El campo y la ciudad”, escrita en Nueva York mientras vivía con sus padres en una casa del barrio de Queens. Desde entonces escribió incesantemente aunque durante años ninguno de sus siguientes manuscritos fue aceptado por las editoriales a las que los envió.

En la carretera

La novela que le proporcionó fama y dinero fue “On the road” (En el camino), que terminó en 1951, aunque los editores la rechazaron durante seis años. Se publicó el 5 de septiembre de 1957, después de censurar numerosos pasajes de drogas y sexo explícito.
Kerouac trabajaba entonces como bombero forestal en Desolation Peak, Washington. “En el camino” es un relato autobiográfico de su viaje en auto-stop de costa a costa de los Estados Unidos, con algunas incursiones en México, en los años finales de la década de los años cuarenta, y de sus primeras relaciones con los miembros de la Generación beat, sobre todo con Allen Ginsberg y William Borroughs.
Jack Kerouac con Allen Ginsberg y William Borroughs
Jack Kerouac con Allen Ginsberg y William Borroughs
Jack Kerouac escribió “En el camino” en un rollo de papel de 36 metros, de los que se utilizaban para teletipos en las redacciones de los periódicos.  Además de ser cómodo para trasladar el material, que llevaba en su mochila, este método evitaba que se traspapelaran las cuartillas o se alterase su orden original durante los viajes, las estancias en albergues de mala muerte, los riesgos de todo tipo a los que tuvo que hacer frente durante su larga peripecia.
Hoy el rollo es ya material de museo (en la última subasta se pagaron más de tres millones de dólares por él) y se puede ver con frecuencia en exposiciones sobre la época. La versión original del rollo nunca llegó a publicarse en su totalidad y además, algunos de sus protagonistas reales figuraron siempre con nombres ficticios o con seudónimos hasta que en 2009 se publicó “En la carretera. El rollo mecanografiado original”.
Sal Paradise, el personaje central de la novela en todas las ediciones anteriores figura aquí como quien es: el propio Jack Kerouac. Allen Ginsberg, Neal Cassady, William Burroughs… recuperan también sus verdaderos nombres: el texto se transforma así en un documento autobiográfico del autor y también en una crónica sobre la Generación beat.
“En el camino” aparece en el instante preciso en el que los jóvenes nacidos durante la Segunda Guerra Mundial se enfrentaban a un nuevo futuro a través de los cambios que venían manifestándose en la sociedad americana: el consumismo, los avances tecnológicos, la aparición de la televisión, los nuevos productos culturales (libros de bolsillo, discos), la liberación de las costumbres, el desmoronamiento de las barreras sociales y raciales y otros fenómenos ligados a la aparición de una nueva generación de jóvenes que quería romper con las costumbres de sus padres.
En música el rock and roll había irrumpido con fuerza con Elvis PresleyChuck Berry y Little Richard, que sembraron el germen musical de aquella revolución. En el cine daban sus primeros frutos las estrellas del Actor’s Studio, la escuela de actores que fundaran Elia Kazan y Lee Strasberg para aplicar el método StanislavskiMarlon BrandoJames DeanPaul NewmanMarilyn MonroeMontgomery Clift…  Cine y rock and roll se mezclaban en títulos como “Semilla de maldad” de Richard Brooks, que incluía en su banda sonora “Rock around the clock” de Bill Haley, una canción que había puesto patas arriba el panorama musical de aquellos años.

Literatura, poesía, cine y música

Jack Kerouac siguió escribiendo y publicando novelas en la misma línea literaria de “En el camino” con éxito irregular. Sus incursiones en el cristianismo y el budismo zen influyeron en algunas de ellas, como “Los vagabundos del Dharma”. Su decepción con estas creencias fue una de las causas que lo empujaron al alcoholismo.
Tardó en conseguir otro éxito literario, que no le llegó hasta 1967 con “Ángeles de desolación”, un regreso al universo de “En el camino”. Peor acogida tuvieron “Los subterráneos”, “Tristessa” y “La vanidad de Duluoz”, aunque desde su muerte se reeditan con frecuencia y alcanzan cifras de venta aceptables, junto a los inéditos en vida.
Kerouac escribió también varios libros de poesía (el mejor de ellos “México City Blues”) y en cine hizo en 1959 con el fotógrafo Robert Frank y sus compañeros de la Beat generation la película “Pull My Dasy”. En música colaboró con Steven Allen y Zoot Sims en grabaciones en las que se mezclan canciones con recitados poéticos.

La beat generation, el otro sueño americano

En la segunda mitad de los años cuarenta del siglo Veinte un grupo de escritores y artistas norteamericanos formaron la Beat generation, un movimiento cultural al margen de la oficialidad bendecida por el mercado y los medios de masas. Sus señas de identidad fueron el nomadismo y la bohemia como forma de vida, la música de jazz y el arte de vanguardia como inspiración creativa, las drogas alucinógenas y el alcohol como paraísos artificiales y el pluralismo sexual como expresión hedonista.
El núcleo del movimiento estaba formado por el propio Jack Kerouac (1922-1969), el poeta Allen Ginsberg (1926-1997), el escritor William Burroughs (1914-1997) y el agitador cultural Neal Cassady (1926-1968). Los últimos en unirse al grupo fueron los poetas Gregory Corso y Lawrence Ferlinghetti, quienes aportaron lo mejor de su obra a la generación.
Posteriormente se fueron integrando nuevos nombres más o menos identificados con la filosofía beat, y otros que buscaban únicamente la popularidad oportunista cuando el movimiento ya se había convertido en un fenómeno contracultural y antisistema.
El nombre de Beat generation se lo puso el escritor John Clellon Holmes en su artículo “This is the Beat Generation”, publicado en el New York Times el 16 de noviembre de 1952.
Los orígenes de la Beat generation estuvieron fuertemente condicionados por un extraño crimen. En agosto de 1944, Lucien Carr, inspirador de la estética beat y aglutinante del grupo, según Ginsberg (con quien compartía piso), asesinó a un monitor de boy scouts homosexual del que estaba enamorado, un adolescente que ejercía una extraña fascinación sobre todos los miembros del grupo. Este episodio atormentó durante muchos años a todos los componentes de la generación. Kerouac, acusado de encubridor, lo menciona en obras como “La ciudad y el campo” y “La vanidad de los Dulouz” y lo recrea en la citada “Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques”.
Años después, un accidente absurdo vino a empañar aún más la trayectoria del grupo. En 1951 William Burroughs mató a su mujer de un disparo, cuando imitaba a Guillermo Tell tratando de acertarle a un vaso que había colocado sobre su cabeza.
Estos episodios constituyeron un material impagable para quienes desde el stablisment trataron siempre de descalificar no sólo la forma de vida sino también la obra de la Beat generation y transformarla en de-generation. El término beatnik, que se popularizó para calificarlos, procede de una fusión de beat y sputnik (el satélite soviético lanzado al espacio a finales de los 50),  que pretendía identificar a la Beat generation con el comunismo, en plena guerra fría, y sugerir que estaban fuera de este mundo.
Herb Caen, un columnista del Chronicle de San Francisco, lo utilizó por primera vez con este sentido y la ocurrencia prosperó. Pese a todo, en la distancia desde la que hoy se contempla la obra de estos creadores, son indiscutibles los valores de la poesía de Ginsberg (su poema “Aullido” es el grito desgarrado de denuncia y desesperación de los oprimidos y explotados de la sociedad de consumo), las nuevas perspectivas que abrió la obra de Kerouac a la literatura americana del siglo XX, los niveles de osadía de la prosa de Borroughs (“El almuerzo desnudo”), nunca antes alcanzados por autor americano alguno, y la sensibilidad de los poemas de Corso y Ferlinghetti, comparables a la de la poesía americana más sutil.

De los beatniks a los hippies

El movimiento beat, que no había conseguido traspasar las fronteras de los Estados Unidos (en Europa por los mismos años triunfaban entre los jóvenes el existencialismo de Sartre y el pensamiento de Camus), se extinguió por sí mismo a finales de los cincuenta, fruto de la decadencia física de sus propios miembros y de la campaña desatada contra ellos.
Vino a rescatarlo en los años sesenta el movimiento hippie, que adoptó gran parte de su filosofía y de sus valores y difundió su imagen y su obra por todo el mundo. Michael Fellon utilizó por primera vez el término hippie en septiembre de 1965 aludiendo a la radicalización de los hispter, una palabra que se utilizaba entonces como sinónimo de beat.
El flower power, el movimiento que convirtió la filosofía hippie en un nuevo valor contracultural, del que Ginsberg se transformó en uno de sus valedores más preciados, trasladó a sus representantes, que entonces eran sobre todo sus músicos, la estética y el comportamiento de los beats y eso los transformó en iconos de toda una generación juvenil.
Si la literatura y la poesía habían sido los medios expresivos prioritarios de la Generación beat, el movimiento hippie encontró en la música y en las letras del rock y el folk el mejor cauce para comunicar su mensaje. Jimi HendrixJanis JoplinScott McKenzyeJefferson AirplaneGrateful Dead, la Velvet UndergroundThe Mamas and the Papas, algunos temas de The Beatles… incluían en sus letras la ideología de una generación crítica con los valores de sus padres, antirracista, opuesta a la guerra de Vietnam y contraria a la sociedad de consumo.
Finalmente sería esta misma sociedad la que acabó con su sueño, convirtiendo sus reivindicaciones en mercancías y sembrando de canciones de amor y paz las listas de ventas de todo el mundo.

sábado, 19 de octubre de 2019

Una lista de algunas escritoras negras que deberías leer (3)I

Una lista de algunas escritoras negras que deberías leer (3)I – Afroféminas



Una lista de algunas escritoras negras que deberías leer (3)I

Muchos de nuestras escritoras son grandes editoras de libros, periódicos y ensayos. Veronica Chambers, nuestra autora anterior, fue editora en Newsweek, Glamour y The New Times Magazine, fue la primera mujer negra con ese título. Yvonne Vera (1964-2005), también editó varias antologías de escritoras africanas.
Nació en Bulawayo, Zimbabwe (África), estudió e impartió literatura inglesa en la escuela secundaria Njube. Años después, emigró a Canadá, donde completó sus estudios superiores y trabajó.
Yvonne Vera
Mientras estudiaba publicó en la revista Toronto su primera colección de cuentos,Why Don´t you Carve other Animals (1992). Un año después se imprimió su novela Nehanda, seguida de Sin nombre,  Without a Name, Under the Tongue, Butterfly Burning, y The Stone Virgins. Su escritura incursiona en temas como el colonialismo, sexismo, racismo, guerra o la opresión.
Muchas de sus obras fueron preseleccionadas y ganaron premios como el de la Commonwealth para África, el Premio Literario de Alemania, el Premio del Escritor Macmillan para África, el Pen Tucholsky de Suecia y otros.
Vera era la directora de la National Gallery , una posición similar a la que Victoria Santa Cruz (1922-2014) tuvo en la Escuela Nacional de Folklore de Perú.
Esta poeta, coreógrafa, compositora y activista afroperuana tuvo 10 hermanos a quienes sus padres les enseñaron la cultura afroperuana. Polifacética, fue pintora, bailarina, escritora y dramaturga. Junto con su hermano menor, fundaron Cumanana, el primer teatro negro.
A una edad temprana, Victoria sufrió la mano del racismo. Esto le dio el coraje, la valentía y la creatividad para escribir su poema emblemático «Me gritaron Negra».
Recibió premios y honores de los gobiernos peruano y francés. Sus obras habían sido expuestas en museos y festivales en varios países. Su momento álgido fue en 1968, cuando su grupo Teatro y Danzas Negras del Perú actuó en los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México. Sus piezas de arte se recogen en CD o plataformas web.
Santa Cruz utilizó letras y música como instrumentos para mostrar sus poemas. Igualmente, Elcina Valencia Córdoba (1963), utilizó estas mismas técnicas años más tarde en sus obras.
Es escritora y música de Buenaventura, Colombia. Aprendió su interés artístico de su madre, que era música. A los 17 años, escribió su primer poema para uno de sus maestros de secundaria.
Elcina Valencia Córdoba
Durante su carrera participó en varios eventos locales, nacionales e internacionales. En 1991, el Museo Roldanillo Rayo organizó un evento par para presentar su poesía. Esto causó una gran impresión en los directores del museo, por lo que decidieron publicar su primer libro titulado Todos somos culpables.
Otras obras suya son Rutas de autonomía y caminos de identidad, Susurros de palmeras, Analogías y anhelos y Pentagrama de pasión.
Había recibido el premio Almanegra equivalente al Almamadre, otorgado a los escritores más prestigiosos y el Premio Nacional de Poesía Erótica. Recientemente fue incluida entre las mujeres más destacadas del Valle del Cauca.
Córdoba forma parte del comité de Buenaventura para preservar el folklore del Pacífico Sur. El mismo papel que desempeñó Zora Neale Hurston (1891-1960) para el folklore de EE. UU.
Nació en Eatonville, Florida (EE. UU.). Fue la quinta de ocho hijos de un matrimonio de un carpintero-predicador y una maestro de escuela. Asistió a la escuela a una edad tardía (13); sin embargo, obtuvo una licenciatura en antropología.
Fue una gran novelista, dramaturga e investigadora y una de las figuras del llamado Renacimiento de Harlem. De 1921 a 1935 publicó en revistas varias historias y ensayos, por ejemplo, John Redding Goes to Sea, Spunk, Muttsy, The Fire and the Cloud, The Great Day etc.
Zora Neale Hurston
En 1934, publicó su primera novela John’s Gourd Vine, que fue reconocida por los críticos. Los siguientes fueron Mules and MenTheir Eyes were Watching God, su obra maestra, Tell My HorseMoses, Man on the Mountain,Dusk Tracks on the Road Seraph on the Suwanee.
Hurston ganó varios premios literarios y de alumnos durante su carrera. En 1956, recibió un premio por Educación y Relaciones Humanas en Bethune-Cookman College.
Durante su carrera, Hurston viajó a varios países para recopilar la historia de las comunidades negras. Angela Nzambi (1971), nacida en Lia, un distrito de Bata, Guinea Ecuatorial (África), también recopiló la historia oral de su comunidad para usarla en sus libros.
Angela Nzambi
Esta escritora, feminista y luchadora por los derechos humanos que reside en Valencia, España, es activista activa de la comunidad negra y los migrantes.
El trabajo literario de Nzambi incluye a Nguisi, basado en una tradición oral de su pueblo e historias de su vida personal. Biyaare (Estrellas) describe diferentes personajes que se habían mostrado como estrellas. Su tercer libro Mayimbo ganó el Premio Internacional Justo Bolekia Boleká de Literatura Africana.
También participó en la producción en los libros colectivos de relatos Navidad dulce, Navidad y 23 Relatos sin Fronteras.
Muchos de las escritoras mencionadas anteriormente son consideradas feministas, como es el caso de nuestra última autora reconocida, que es un escritora enérgica y artista brasileña. Jenyffer Nascimento nació en 1984, en la ciudad de Paulista, Pernambuco. Es productora y apreciadora del arte. El deseo de escribir le vien muy joven. Es en la adolescencia que comienza a escribir con letras de Rap, la forma en que encontró para canalizar sus revueltas, angustias y esperanzas.
Nascimento describe en sus poemas temas sociales, su relación con la tierra o la ciudad, el orgullo de ser mujer negra, sobre el amor, experiencias de mujeres negras, entre otros temas.
Jenyffer Nascimento
Su libro Terra Fértil es una colección de poemas que muestra las experiencias de las mujeres negras de las afueras de São Paulo. Sus poemas también se han publicado en Pretextos de Mulheres Negras, que recopila el trabajo de 22 escritoras negras contemporáneas.
Su personalidad como mujer sensible y cuestionadora impregna todo su trabajo, en el cual la experiencia con el mundo y su relación con la vivencia de las mujeres negras se convierte en poesía de lucha y afirmación, a través de un lenguaje cercano, a pesar de tratar temas relevantes de la sociedad contemporánea.
FIN

Shirlene Green Newball
Soy periodista independiente, documentalista, activista, amante del cine y la naturaleza

miércoles, 16 de octubre de 2019

Nós por nós ou nos editar: o Teatro das Oprimidas em mares descolonizadores

Nós por nós ou nos editar: o Teatro das Oprimidas em mares descolonizadores – Philos



Nós por nós ou nos editar: o Teatro das Oprimidas em mares descolonizadores





Por quais territórios navegamos quando falamos de Paraty? Que cidade é essa? Será que para ti e para todos nós? Cidade de açúcar e café, primeiro cais mais importante do Brasil, quando a Capital ainda era a cidade do Rio de Janeiro. Tão lindas suas ruas de pedras, todas com formato tão desigual, pedras trazidas de Portugal no século XVIII e XIX. Quem passa pelas ruas tão lindas de Paraty, admirando esse cenário tão deslumbrante, desconhece que essas pedras se chamam Pé de moleque, porque o moleque que ali as colocou era uma criança negra que nunca pôde ser criança. Caminhamos por sobre infâncias roubadas, choros calados, vozes silenciadas. Essas pedras que deslumbram os visitantes escondem uma realidade cruelmente desigual.
Passeando por essas ruas de moleques e navegando nesses mares somos mulheres negras que descendemos daqueles sabedores destes ares de trabalho de exaustão. Muitos de nós: negras, negros estamos sempre a dizer não frente a manutenção das práticas racistas e a naturalização da perversidade, exclusão e desigualdade social vivida por nosso povo. Será que por isso mesmo, depois de séculos e séculos, Paraty tem que se curvar para o sucesso revolucionário de negras e negros? Quantos e quantas de nós trabalhamos incansavelmente para que a realidade racista fosse transformada? Historicamente, qual a importância do fato de que os cinco autores mais vendidos da Flip de Paraty tenham sido autores majoritariamente negros, num país onde a escritora Conceição Evaristo [1], mulher negra, foi preterida para ocupar uma cadeira na Academia Brasileira de Letras? Seria uma onda negra descolonizadora na Literatura? Que movimento é esse que vem tomando cada vez mais força através de cor/pos negros-negras?
É muito importante deixar aqui registrados os sobrenomes dessas autoras e autores: KILOMBA. ADÉBÁYÒ. EPALANGA. FAYE. KRENAK. Quatro autores negros e um indígena: o único brasileiro do povo Krenak.
Sustentando essa onda que compõe o oceano diaspórico de descolonização que invadiu a 17° Festa Literária Internacional de Paraty – FLIP 2019, temos a presença de Marilene Felinto [2] que abertamente disse que levou décadas para superar o “racismo internalizado na mentalidade do brasileiro”. Convocando a coletividade negra, nossa querida e amada Conceição Evaristo que se faz inspiração para jovens/velhas/novas escritoras, valorizando sempre a luta coletiva, como reforçou em entrevista assinada por Beatriz França para o Portal iG Gente em 10/07/2019: “Hoje, mais do que nunca, precisamos pensar na luta coletiva. O sucesso individual é bom, mas esse sucesso tem que repercutir de certa forma e, acho que no meu caso, ele repercute como forma de exemplo de caminhada”.
A reflexão de Conceição Evaristo acerca da conquista de grupos negros enquanto fruto de uma luta coletiva nos remete a esta mesma Paraty e, especialmente, ao enfrentamento antirracista realizado por mulheres negras acadêmicas e escritoras no contexto da Flip de 2016 quando Giovana Xavier e Janete Ribeiro encabeçaram a campanha virtual-presencial “Vista Nossa Palavra FLIP 2016, mostrando a potência da produção intelectual negra sob a perspectiva do gênero feminino a revelia dos processos hegemônicos, percebendo a ausência de escritoras e participantes negras em lugares destacados da Feira Literária, como prática epistemicida, sexista e racista.
Dois anos depois, o que aconteceu na 17° Festa Literária Internacional de Paraty para marcar diferenças frente a um mundo literário branco, cis, heteronormativo. De nossa parte podemos indicar que a ocupação de grupos negros e, em particular, de mulheres negras como escritoras tem ocorrido desde sempre e as formas de organização e ocupação coletiva negra nos espaços de prestígio e poder têm obtido sucesso por força de seu próprio protagonismo antirracista. A literatura de homens e mulheres negras é parte do repertório de saberes dos negros no Brasil. Deste modo, ela tem a resistência ao racismo como importante marca organizativa, marcando a representatividade dos povos pretos em diferentes espaços sociais. Quando articulada por distinções de classe e gênero, essa dimensão étnico-racial preta denuncia visões racistas na literatura sim, mas essa literatura não está desarticulada do imaginário e da prática social. Pelo contrário. Neste sentido, compor nossas escrevivências negras, para continuar com Conceição, é não apenas uma forma de denúncia do inaceitável, mas também uma maneira de reinvenção de nós mesmos e do mundo.
O Teatro das Oprimidas vem para somar-se a estes movimentos descolonizadores e antirracistas. No contexto da Flip, o grupo juntou-se à Casa Philos para promover o encontro com a prestigiada Bárbara Santos. No encontro com a autora, o público pôde presenciar o descortinar de uma política que se realiza na luta diária dessas mulheres negras e cuja proposta epistemológica inovadora propõe uma estética sintetizada na forma Teatro das Oprimidas.
Teatro das Oprimidas é um processo estético investigativo que valoriza, sob perspectiva subjetiva, os problemas vivenciados por mulheres para explicitar a complexidade das personagens e das situações vividas por elas. Ao mesmo tempo, esta estética prioriza a contextualização dos problemas para revelar os mecanismos de opressão. Um Teatro que nasce como resultado da urgência em desenvolver processos de representação teatral que não culpabilizem e penalizem as mulheres, nem individualize a encenação dos conflitos que as desafiam.
O Teatro das Oprimidas tem como uma das idealizadoras e principal difusora Bárbara Santos [3], fundadora e referente artístico-metodológico da Rede Ma(g)dalena Internacional, composta por grupos feministas da América Latina, Ásia, África e Europa.
Teatro das Oprimidas traz para o centro da prática teatral questões relevantes para a transformação social, imprimindo uma marca importante no que vamos chamar de Dramaturgias Feministas, processo este que visa desenvolver uma Estética das Oprimidas para estabelecer Estéticas Feministas. Após uma década do desenvolvimento dessa metodologia, tornamo-nos cada vez mais conscientes de que questões de gênero não podem ser analisadas, pensadas e problematizadas sem considerar as questões étnico-raciais e de classe, os temas relativos a orientação sexual, às distintas formas de construção identitárias, bem como assuntos temas relativos às diferentes existências com deficiências, encarceramento e doença mental, entre tantas outras questões que nos atravessam.
É dentro desse marco histórico que Bárbara Santos se destaca. Como Kuringa internacional e fomentadora do Teatro das Oprimidas, como mulher negra brasileira e do mundo, socializa e comunga dos saberes construídos na experiência e na luta. Bárbara insere, na dramaturgia feminista e na prática teatral inspirada no Teatro do Oprimido sob o prisma de gênero, de raça e de classe, a denuncia de opressões sociais de forma decisiva, convidando pessoas percebidas socialmente como mulheres a fazerem o mesmo.
Num processo coletivo que respeita individualidades, a autora Bárbara Santos começa a escrever na margens, compartilhando através de uma escrita simples e acessível os muitos conhecimentos construídos nas constantes lutas por emancipação: Percursos Estéticos: abordagens originais sobre o Teatro do OprimidoTeatro do Oprimido, raízes e asas: uma teoria da práxis, este último lançado em português, espanhol, italiano e em inglês. A nova e última edição de Raízes e Asas (2019) foi publicada pela Casa Philos. Foi esta parceria que permitiu inovações na 17° Festa Literária Internacional de Paraty – FLIP 2019 e que escreveu nas margens com imagens, palavras e sons, propostas inovadoras de narrativas de todesx oprimidexs.
Legitimando todo esse processo de luta emancipatória de mulheres negras, a Editora Philos publica e lança o livro Teatro das Oprimidas, trazendo este debate para a Biblioteca Municipal “Fabio Villaboin” de Paraty. O evento contou com a presença de Bárbara Santos acompanhada das referentes da Rede Internacional Ma(g)dalenas: as atrizes Mariana Villani e Cláudia Simone, esta última, Kuringa internacional; além de outros quatro grupos populares do Centro de Teatro do Oprimido e que compõem o projeto Circuito Teatro do Oprimido 2018/2020. São eles o grupo O MareMoTO de jovens da Maré, com a peça “Cota pra Vazá”, abordando o acesso à universidade e os enfrentamentos para permanecer no ensino superior; o grupo Madalena Rio que é composto exclusivamente de mulheres, com o espetáculo “Se essa rua fosse minha”, uma discussão sobre as violências sofridas por mulheres na ocupação do espaço público; o Coletivo Madalena Anastacia, composto por mulheres negras que integram a peça “Qual é o seu lugar?” questionando as articulações entre opressão de gênero e de raça para perceber como isso as afeta e para romper com a falsa ideia de homogeneização entre mulheres revelando, na diversidade, formas de potencializar a cooperação e transformação; o grupo Cor do Brasil com a performance “Suspeito” que aborda o extermínio cotidiano do homem negro, cujos cor/pos em cena denunciam as diferentes formas de banalizar a exclusão destes homens, animalizados e brutalizados pela mídia racista. Nesta performance homens negros cis, heterossexuais, homossexuais, trans entre outros fora do padrão imposto pelo paradigma da branquitude, denunciam os alarmantes índices de mortalidade deste grupo em decorrência de atrocidades cometidas pela polícia com ingerência do estado brasileiro.
Neste movimento de criar novas configurações de poder e de conhecimento, de descolonizar espaços e mentes foi que Bárbara Santos e a Casa Philos, propuseram a programação de um dia completo para o Teatro do Oprimido e das Oprimidas além dos espetáculos de Teatro-Fórum [4] que realizaram um debate sobre a década do Teatro do Oprimido sem a presença de Augusto Boal. O debate em questão contou o jornalista, kuringa do Teatro do Oprimido e mestre em Relações Étnico-Raciais, Alessandro Conceição; o cenógrafo e mestre em artes cênicas Cachalote Mattos; a bióloga e mestra no Ensino das Artes Cênicas, Helen Sarapeck e a psicopedagoga e mestranda em Relações Étnico Raciais, Claudia Simone: Curingas de Teatro do Oprimido que trabalharam diretamente com Augusto Boal. Como uma das provocações importantes, o grupo convidou o público participante a mergulhar no espetáculo “Me Editar nas águas que me atravessam”, quando a atriz Claudia Simone politizar a Estética Negra como tema literário,propondo uma narrativa contundente que resgata memórias afetivas e histórias ancestrais que primam pela libertação das palavras trancafiadas nos corpos negras que se dá através da ocupação do espaço cênico somando-se a outras possibilidades de construção de narrativas.
Estas intervenções/ocupações da 17° Festa Literária Internacional de Paraty – FLIP 2019, com corpos negros/negras, favelados, sapatões, cis, homossexuais, não binários pode ser visto como um oceano diaspórico de descolonização da Feira literária? Porque? Qual impacto tem esses corpos insurgentes nessa terra construída com mãos infantis escravizadas e nesse palco que era o estandarte literário da supremacia branca?
Quais significados têm este movimento num momento em que o Brasil se vê diante do perigo da perda de todos os direitos e dos direitos de todos? Ao mesmo tempo em que diversos movimentos sociais e identitários contribuem para descolonizar o imaginário e o espaço da feira-festa literária nos deparamos com medidas governamentais que insistem em retroceder ao tempo das colônias na medida em que extinguem o Ministério da Cultura e exacerbam o medo “dos diferentes” promovendo a extinção do Ministério da Integração Racial das Secretarias da Diversidade e Inclusão, integrantes do Ministério da Educação, contribuindo para fortalecer o machismo e sexismo efetuando perseguições ao que chamam “ideologia de gênero”; intensificando a homofobia de que são vítimas os grupos LGBTIs excluindo estes mesmos grupos da lista de políticas e diretrizes destinadas à promoção dos direitos humanos.
No momento em que finalizamos a escrita deste texto, nossa instituição de ensino, pesquisa e extensão, o CEFET/RJ sofre um processo arbitrário de intervenção federal, através da nomeação de um diretor geral estranho à comunidade cefetiana e à revelia do resultado das urnas que elegeram, não sem tensões, a chapa composta pelos professores Maurício Motta (direção) e Gisele Vieira (vice-direção). Atravessamos portanto, um momento crucial de luta mas que nos convoca a refletir não só sobre os conflitos que permeiam as relações político-institucionais internas, que constituem a vida de qualquer instituição, mas também para percebermos a efetividade de nossas conquistas e de como os processos de luta descolonizadora incomodam as estruturas do poder que se pretende hegemônico. Assim, as lutas no combate às desigualdades de gênero, classe e raça, as lutas por justiça cognitiva que empenham pedagogias antirracistas e não-sexistas e os enfrentamentos epistêmicos que realizamos no contexto de nossa atuação enquanto negras e negros no próprio CEFET é outro exemplo marcante e vitorioso no sentido da transformação social. Para isso não podemos olhar apenas para o momento presente, mas atentar para a realidade histórica da instituição centenária. Não à toa, o diretor-interventor foi recebido hoje sob forte protesto de pessoas que representam a instituição e são, elas mesmas, a instituição. São seus cor/pos, materiais e simbólicos, que vão à frente de batalha no contexto dessas lutas [5]. Deste modo, quando as armas estão apontadas para as nossas cabeças, torna-se ainda mais importante fazer de nossos sorrisos e gritos, nossas vozes e nossa palavra armada até os dentes, o nosso maior instrumento de luta por uma existência preta digna em toda sua plenitude. Por isso, ainda que os percalços sejam grandes e o contexto desfavorável, seguimos por estes caminhos emancipatórios, porque descolonizar é preciso e urgente. Fazemos nós por nós e com isto, nos editamos, reinventamos o mundo e nos reinventamos.

lunes, 14 de octubre de 2019

JEAN SIMMONS… ¿QUIÉN TE VIO Y NO TE RECUERDA…? por JOSÉ TORREGROSA

JEAN SIMMONS… ¿QUIÉN TE VIO Y NO TE RECUERDA…? | Cumbres Borrascosas



del maestro Don José Torregrosa



JEAN SIMMONS… ¿QUIÉN TE VIO Y NO TE RECUERDA…?

por J. T.

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JEAN SIMMONS,  SWEET BIRD OF FIRE …

¡Qué grande es ser viejo y poder asomarse  al aleph de nuestra memoria cortocircuitada para-cito el caso presente-, montarse un ciclo, personal e intransferible, de Jean Simmons (1929-2010), una de esas criaturas bendecidas por la Gracia…! Lo que costó una vida entera contemplar arrobado, pasa ahora, por el interior del ojo, en cuestión de segundos… ¡Qué hermosa era…! Vivo retrato de mi hermana mayor, aun es hoy que no puedo contemplarla sin sentir ramchipures de nostalgia magdalena…

Hizo de todo y todo lo hizo bien, sin importar el género o el número… Lo que sigue a continuación viene siendo una filmografía selecta y un mirar atrás con un nudo en la garganta y en el pañuelo de no olvidar los días de esplendor en la hierba propia y ajena...

CADENAS ROTAS (DAVID LEAN, 1946)

Por aquel entonces, el futuro Goliat de las grandes superproducciones made in Hollywood hacía pequeñas grandes películas de encanto inmarchitable. Velahí una de las joyas de su corona, con Dickens como música de fondo, en cuyo reparto figuran, as usual, genios y figuras del cine británico de todos los tiempos: Alec Guinnes, en su glorioso debut; Martita Hunt, John Mills y, por supuesto, nuestra bienamada Srta. Simmons. Y ello, sólo un año más tarde de mi Lean favorito de la época, "Breve encuentro".

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Por favor, apaguen sus teléfonos móviles: la sesión está a punto de comenzar...

NARCISO NEGRO (MICHAEL POWELL Y EMMERIC PRESBURGER, 1946)

Héteme aquí que va a ser esta peli la desencadenante del presente trabajo. Resulta que Ari Arles, el director de "Hereditary" y "Midsommer", la sitúa dentro del cuarteto a visionar antes de enfrentarse a las rotundas "delicatessen" del segundo de los títulos citados, en amor y compañía de  dos Polanskis- "Tess" y "MacBeth"- y "Qué diícil es ser un dios" (2013), del ruso Aleksei German.

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Midsommar movie poster Las crónicas de Deckard
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Corto y perezoso, qué le vamos a hacer, corrí al reencuentro de algunos títulos queridos y una desconocida película de ficción científica made in 2013, rodada en B/N, de casi tres horas de duración, con un prestigio crítico a sus espaldas a punto de convertirla en un Potemkin.

Fue durante la revisión de "Black Narcissus", nada que ver con "The Nigger of the Narcissus" de Joseph Conrad (más abajo verán por qué lo digo), cuando caí, de nuevo, en la red de una Jean Simmons que empezaba a derramar lisura del puente a la alameda. La primera de las fotos con que se abre esta crónica ditirámbica corresponde precisamente a su encarnación de la nativa Kanchi. Aprovechando Pisuerga, no me resisto a citar aquí que, para uno de los más encendidos defensores de "Midsommar"- pueden escucharlo en TuTubo- nos hallaríamos ante ...¡la mejor película de la Historia del Cine...!

La referencia a Conrad no deja de terner su puñetera gracia y su mea, culpa...: práticamente hasta la semana pasada, los dos títulos habían, durante décadas, permanecido juntos y revueltos en mi septuagenaria mente alborotada, hasta formar un "totum revolutum"... Hubiese jurado, palabrita del niño José, que la peli Powell & Pressburger se basaba en la novela Conrad, especialista en velas, pero no en cirios, que uno sepa... Anda, pues va a ser que también, solo que viento en popa a toda vela, protagonizados por rudos marineros venidos en barco de nombre extranjero... El sobre monjas, no sabe/ no contesta, y menos aún de estas de aquí, que no nacieron en Loudom porque Dios no lo quiso...

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Descubierta no hace tanto vía TV, me dispuse a una segunda visión  de "Black Narcissus" con la mosca detrás de la oreja, tras el paso, piso y aviso de Mr. Aster.

Pero, dios mío... ¿Cómo no me había dado cuenta de su... de su... Acaba, ¿de su qué...? De su inacabable capacidad para la farsa, de su humor corrosivo y de su mala leche...

Y ahora voy yo y, en vez de dedicarme a cantar las glorias de Miss Simmons, me dedico a destripar los entresijos de uno de sus títulos elegidos por mí para su gloria...

Por fin se me ha caído la burra de la espalda y entiendo y comparto la pasión depertada por la peli en las cumbres borrascosas del cerebro de Mr. Aster... Por empezar por algo chirriante, hablemos de su argumento (basado en una novela de Margaret Rumer Goddem, escritora británica educada en la India): un grupo de monjas anglicanas son enviadas desde Calcuta (Oh, Calcutta...!), al Himalaya, para hacerse cargo de un antiguo palacio, hasta hacía bien poco dedicado a picadero de las autoridades coloniales competentes, con vistas a convertirlo en hospital y "escuela de señoritas".

Como Madre Superiora de tan albo rebaño, figura la Hermana Clodagh (Deborah Kerr), de rancio abolengo mientras estaba en el mundo, antro que abandonó tras quedarse descompuesta y sin novio. Como oveja negra de la grey, velahí a la Hermana  Ruth (Kathleen Byron, apellido que yo cambiaría por Baudelaire), satánica perdida y con ganas de armar una muy gorda. No hay más que verla, bajando la mirada...

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Para acabarla de liar, anda suelta por las instalaciones Angu Ayah, sierva para roto y descosido que no acaba de creérselo: de puticlub a convento hospitalario y tiro porque me toca meter cizaña allá por donde pasa...

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-¡Si yo contara lo que han visto mis ojos, escuchado mis orejas, olido mis narices, probado con mi boca y tocado con mis manos pecadoras...!

Pero es que aún hay más: un Joven General, interpretado por Sabú, "el de los elefantes", que asiste a la Escuela para aprender francés más o menos completo y filosofia (¿de boudoir, quizás...?), al que las alturas no parecen haberle sentado demasiado bien, tras su paso por Badad y por la jungla...

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El Joven General con turbante, en plan definitivamente turbador...

¡Qué no decaiga, ea...! Le toca el turno ahora a una Jean Simmons teenager, como alumna aventajada, refugiada en el interior de un convento, a salvo de los peligros del mundo, el demonio y la carne...

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Tanta tensión sexual no resuelta, tan envidia "quítate tú para ponerme yo", son contempladas, desde su mirador, - faltaría más- a produente distantancia, por un primo segundo de Ben Gunn que pasaba por allí y se cayó de culo, quedándose sentado para no perderse nada de lo que estaba sucediendo en la nunnery de enfrente:

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He dejado para el final, la guinda de tan delicioso plumcake, encargado de dinamitar cualquier posibilidad de convertir a "Narciso Negro" en pía estampita: Mr. Dean, delegado gubernamental o así, a cargo de un David Farrar que, a pesar de las inclemencias climatológicas de la zona, anunciadas por el guión a bombo y a platillo, se empeña en lucir-porque él lo vale- sus lustrosas pantorrillas todo el rato, para rematar faena con un top-less de lo más aparatoso... Y a las pruebas me repito-pito-pito-gorgorito:

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Sister Ruth.- ¡He dicho que manos arriba. forastero...!

En cualquier caso, se trataría, con "Midsommar" o sin "Midsommer" como referencia, de una palmaria demostración de que "quien retuvo, tuvo", en clara referencia a los muchos encantos de Jean Simmons.

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Made in 1948, debió de suponer todo un espaldarazo en el imparable carrerón de J. S., sobre todo si tenemos en cuenta que su interpretación del papel de Ofelia se vio nominada en la carrera de los oscar, aunque. al final, la estatuilla fuese a parar a las manos de Claire Trevor por la hustoniana "Cayo Largo".

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 Situada entre "Enrique V" (1944) y "Richardo III" (1955), para el Hamlet ruso, dirigida por Grigori Kozintsev, habría de esperar hasta 1964; para el de Franco Zeffirelli, hasta 1990; para el de Kenneth Branagh, hasta 1996 y, at last and least, para el de Nestor Almereyda hasta el 2000, protagonizada por Ethan Hawkwe y Julia Stiles como Ofelia, ambientada en Nueva York, cuyo poster sí pero no, no pero sí tiene desperdicio:

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El primer William de Orson Welles, "Macbeth",  había llegado un año antes a las pantallas, en 1947, dando lugar un bipartidismo furibundo, con lo malo que es eso: los wellistas acusaban a Olivier de teatralidad y los laurencios a Welles de intruisionismo...

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Debe preocuparnos aquí el angosto hueco dejado a la joven Ofelia en la hora feliz del lucimiento, frente al dueño y señor de todo aquel brillantísimo fuego de artificio... La verdad es que Olivier era mucho Laurencio... Me consolaré pensando que Maggie Smith debió de pasarlo bastante peor en su "Othello" de 1965, con dirección de William Burge...

Othelo.- Pues verás, querida, resulta que el público viene a verme a mí y no a preocuparse de dónde has perdido el pañuelo...
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He aquí un título clave en mi vida cinéfila más temprana, mojándole la oreja a "El Libro de la Selva", "El Despertar", "Huracán" o "El Ladrón de Bagdad", cuyo recuerdo permanece indeleble en mis archivos mentales mejor codificados.

"La Isla Perdida" supuso el torrido comienzo de mi idilio, tan apasionado como incestuoso,  con Jean Simmons. "The Blue Lagoon" conoció un "remake" absolutamente prescindible en 1991, protagonizada por una Brooke Shields si te he visto no me acuerdo. Acabo revisarla, en una copia infame, pero que me ha servido de mil y un rabos de pasa. Para su deleite y el mío, reproduzco aquí, el trasero de un prospecto que lo explica todo mucho mejor que yo, faltaría más...

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"SON LONG AT THE FAIR" (1950) DE TERENCE FISHER Y ANTONY DARNBOROUGH

"Hasta vernos en la Fería "(se refiere a la Gran Exposición de París en 1989) podría clasificarse como de una de esas "dueñas chicas" tan elogiadas por el Arcipreste de Hita: dueñas de un sólido argumento, de un interés constante, de un ritmo sostenido, de una interpretación solvente...

Si algún defecto tiene es que solo podrás verla una vez con derecho a sorpresa final de mucha cilindrada. Aunque Terence Fisher debía de ser casi un recién llegado, ya apuntaba maneras distinguidas a la hora de la puesta en escena. Simmons, por su parte, se muestra particularmente brillante y un Dick Bogarde jovenzuelo actúa de príncipe consorte, lejos aún de los Tadzios venecianos y de los dioses caídos en desgracia. Por allí andan también Honor Blackman, la Pussy Galore de "Goldfinger" y el papá contratante de Mary Poppins, David Tomlinson.

Resumiendo: encantado de haberla conocido; como sucede con la que sigue a continuación:

PASOS EN LA NIEBLA (1950)

He aquí otra de esas "obras menores" merecedoras de nuestro interés y nuestro aprecio. La cosa va de chantaje y de veneno, en un thriller verdoso e inquietante donde el amour fou juega una importante baza. La Criada y el Señor, en este caso, no necesitan de Genet para poner en pie su rosario de la aurora, con el morbo añadido de que Miss Simmons, aquel mismo año, se había convertido en Mrs. Granger. Añado dos afiches más de la película, a cual más prometedor de emociones vicosas.

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ANGEL FACE (OTTO PREMINGER, 1953) CON SPOLING INCLUIDO.

Otto Preminger, por si no lo sabían, es otro de esos cineastas que silban y yo acudo a dejarme contar lo que les plazca. Es lúcido, riguroso, brillante, con un regusto sarcástico a un humor que no osa decir su nombre. Su masterpiece absoluta supongo que será "Anatomía de un Asesinato" (1959), aunque haberlas haylas en su amplia filmofrafía para quitarse el sombrero y lo que haga falta.

Su encuentro con Simmons tenía necesariamente que echar chispas de talento; pero es que además andaba el Mitchum por allí buscándose problemas... Cine Negro at its best: una mala malísima, Diane Tremayne, cazadora furtiva y con cara de ángel, un duro durísimo que se cruza en su camino y una partida donde el Lobo lleva las de perder. De lo mejorcito de la filmografía de nuestra beloved J. S.

Ese mismo año, el 53, habría de participar en un brillante cocktail de actores consagrados bregando con una apreciable muestra de Cine Histórico, para el caso Enrique VIII, su hija maldita, y algunas de sus seis mujeres: "Young Bess", con dirección de George Sidney ("Scamouche", "Los Tres Mosqueteros", "Levando Anclas"...), donde volvía a coincidir con Deborah Kerr una vez más (y no sería la última, como pronto veremos) y con Steward Granger, su santo esposo durante siete años más hasta que Richard Brooks apareciese en su flmografía selecta y en su vida.

Como Isabel I en años mozos, resulta difícil imaginar que, en tiempos por venir, el Cine le buscase unas pintas como las de Bette Davis y, hasta si me apuran, perdona a tu pueblo señor, de Cate Blanchet o Judi Dench, otra que tal baila contradanzas...

ESSEX, cabaretero, cantando "If you could see through my eyes"...
C. B. .- A ver, que me traigan el espejo, que le tengo que hacer cierta pregunta...
-A la tercera, va la vencida..., ¿no estás de acuerdo, 007?