sábado, 17 de abril de 2021

2025 – Cuando el mundo abandona a Occidente por China… | GEAB

2025 – Cuando el mundo abandona a Occidente por China… | GEAB

2025 – Cuando el mundo abandona a Occidente por China…

En la guerra – trampa entre Estados Unidos y China, agudizada en los últimos años, la llegada de Biden a la Casa Blanca y su estrategia de movilizar un bando de «aliados» en torno a Estados Unidos para «contener» el poderío chino[1], los europeos podrían caer en la tentación de creer que el bando occidental ganará.

Esta sensación se ve reforzada por la cortina de humo, creada por un sistema de información centrado en EE. UU, que nos separa a los occidentales, no solo de China, sino del resto del mundo. Si observamos con más objetividad lo que ocurre en el otro-mundo, hay muchas razones para dudar de las posibilidades de ganar la guerra (comercial, ideológica, tecnológica o incluso militar) que Estados Unidos plantea a China, en respuesta a su (por el momento todavía) pacífico proyecto de codesarrollo.

No olvidemos que la tutela estratégica estadounidense sobre Europa es el resultado de nuestros errores del siglo XX. Hoy en día, Europa se encuentra en una relativa posición de fuerza y en condiciones de negociar su autonomía estratégica jugando hábilmente con la dualidad del actual poder mundial. Sería penoso que, por el contrario, nos viéramos obligados a elegir un bando, lo que nos llevaría a nuevos errores y a terminar en una situación de debilidad estratégica, esta vez en beneficio de… China.

En apoyo de esta advertencia, este artículo sostiene que a Estados Unidos le resultará muy difícil ganar la guerra contra China que propone a sus aliados

Desenchufando Estados Unidos de China

En los últimos 30 años, Estados Unidos se ha vuelto «adicto» a China sin efectos secundarios. Pero en los últimos 10 años, los efectos de la adicción han empezado a ser visibles y problemáticos. ¿Por qué? Sencillamente porque China, después de haber trabajado duro como propuso Deng Xiaoping, pretende construir una sociedad moderna y ver recompensados todos sus esfuerzos.

Esta nueva etapa de la estrategia china plantea un problema a Estados Unidos, que por fin se está dando cuenta de hasta qué punto su confort de vida estaba ligada a los esfuerzos chinos. Ante la perspectiva de que la producción china se oriente hacia su mercado interior, el incremento de la gama y del precio de la producción, el encarecimiento de la mano de obra china, el desvío de una parte importante de la energía en beneficio de sus clases medias emergentes, etc., el poder adquisitivo de una América infinitamente más pobre de lo que creía, podría no resistirlo.

Esta realidad se conoce desde hace unos quince años, dando lugar a diversas estrategias a ambos lados del Pacífico:

. China propone una transición suave que lleve a otras regiones del mundo a seguir la misma estrategia que ellos («desarrollo a toda costa»), invirtiendo en la infraestructura del desarrollo moderno en África y Asia, pero al hacerlo, está pisando los talones del poder occidental y aumentando la tensión sistémica;

. mientras tanto, Estados Unidos duda entre tres estrategias: desviar sus flujos de importación (Obama), reconstruir su autosuficiencia (Trump), bloquear la emergencia de China (Biden). En este vals de vacilación, por supuesto, está perdiendo un tiempo precioso.

EE.UU – China: visión general del equilibrio de poder

Empecemos por ver de cerca la comparación entre China y Estados Unidos, gracias a esta infografía de la excelente web VisualCapitalist.

Figura 1 – Las dos economías, Estados Unidos y China. Fuente: Visual Capitalist.

El dolor económico del divorcio de China

Estados Unidos está perdiendo un tiempo precioso y arrastrando a sus «aliados» a un doloroso caos estratégico. En cuanto a la UE, mientras que la crisis OTAN-Rusia de 2014 causó grandes pérdidas a la economía europea[2], ¿qué pasa con las sanciones contra las empresas estratégicas chinas? Como hemos visto, Europa:

. se encuentra en situación de escasez de semiconductores al lanzar su proyecto de digitalización[3].
. se arriesga a que su Parlamento rechace [4] el acuerdo global de inversión UE-China, que negoció desde una posición de fuerza, obteniendo todas las garantías que quería[5] ante una China deseosa de no enfadarse con Europa en vísperas del relevo democrático estadounidense (este acuerdo se realiza, en particular, para facilitar el acceso de los inversores europeos a China y equilibrar la balanza de inversiones UE-China[6]).

. podría ver detenidas las transferencias de tecnología debido a las tensiones nacionalistas[7].

.  corre el riesgo de ver ralentizado su programa de energías renovables si deja de poder adquirir paneles solares, tierras raras y componentes electrónicos chinos para los aerogeneradores[8].

. etc.